• 1/2 kilo de pan de pueblo asentado
• 3 pimientos verdes
• 1/2 kilo de tomates maduros
• 1 cabeza de ajo
• 200 ml de aceite de oliva
• 1 litro y 1/4 de agua
• 4 huevos
• Sal
Poner el aceite en una cazuela de barro. Freír los ajos pelados y cortarlos en redondelas. Una vez dorados verter el tomate sin piel partido en trozos pequeños, la sal y los pimientos.
Cuando está hecho el refrito se le echa el agua. Al hervir ésta se le agregan los huevos enteros y con la espumadera se le van reventando as yemas, revolviéndolo todo. Inmediatamente echar las igas del pan rallado y listo para servir.
(Es costumbre valerse de un trozo de pimiento verde a modo de cuchara).
Este es uno de los platos más típicos de la gastronomía lebrijana.
Era el guiso que ponían las amas de casa a mediodía, aprovechando el pan de miga que sobraba de otros días, ya que la comida fuerte se servía cuando el hombre regresaba al atardecer, después de su jornada de trabajo.