Compartimos el microrrelato enviado por Patricia, de Jaén, que ha querido participar en la iniciativa "Microrrelatos confinados" puesta en marcha por la plataforma En buena edad.
"Frío"
Las frágiles manos de Manuel, adornadas con sus heridas y azules venas (o ríos, como él las llamaba), se apoyaban en la barandilla del balcón, preparándose para aplaudir, como todas las tardes, a los sanitarios.
-¿Qué día hace hoy? –preguntó Carmen, su mujer, cogiendo con manos temblorosas un vaso de agua de la mesa-. Tengo frío…
- Está despejado –balbuceó Manuel, intentando encontrar más palabras para describirle el tiempo a Carmen-. Hace sol, pero no mucho. Todo parece congelado; inerte. Todavía no se ve a nadie en los balcones. Las calles están vacías…
-Por eso siento frío –murmuró la anciana, mirando fijamente hacia Manuel, pero sin ver nada. Él la ayudó a levantarse y, mientras la llevaba hacia el balcón del salón, sonó el primer aplauso de Rosa, la vecina de al lado, seguido de su hijo pequeño, quien llegaba dando saltos, ilusionado. En apenas diez segundos, los aplausos del barrio comenzaron a sonar, seguidas de palabras de ánimo.
Es en ese momento, a las ocho de la tarde, cuando Carmen es capaz de abrir sus ojos y ver más allá de las cuatro paredes oscuras que la rodean cada día.
Files
Microrrelatos_Confinados_Frio.pdf330.97 KB
Back