Compartimos el microrrelato enviado por Josefa, usuaria del Centro Guadalinfo de Villanueva del Arzobispo (Jaén), que ha querido participar en la iniciativa "Microrrelatos confinados" puesta en marcha por la plataforma En buena edad.
"El confinamiento, la magia y yo"
La soledad y yo, a estas alturas, tenemos cierta confianza, por eso el anuncio del Confinamiento, en un principio, no me impresionó. Pero después de tres días, empecé a ver los hierros y las cadenas en puertas y ventanas.
¡No podía salir a buscar a los que quería! ¡Grité en silencio! Tan fuerte como pude. ¡Pedí socorro al vacío! ¡Y la vida me escuchó!
Sí, la vida, la misma que parecía que nos quería aniquilar a todos, vino en mi ayuda. ¡Y escuché su voz! Decía: “Mira, mira a tu alrededor”
Y al obedecer vi que estaba rodeada de magia. Había unos pequeños artilugios que si los acercaba al oído, cual caracolas, escuchaba la voz de los míos. Con otros, un poquito más grandes, los veía y sentía su fuerza.
Estaba tan contenta que subí a ver el sol junto a mis macetas, y ¡oh maravilla! descubrí las primeras flores. Sólo había dos, pero eran tan bonitas que me llenaron el alma de dulzura. Cogí mi pequeño aparatito y, sin poder evitarlo, hice una foto.
Cuando me sienta sola la miraré para recordar que la vida siempre se abre paso ante cualquier dificultad.
Esto me hizo ver que era cierto, ¡estaba rodeada de magia! ¡De la magia de la vida! Y eso era suficiente para soportar el confinamiento.
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