Acceso al Monográfico sobre fragilidad
Acceso a la Webinar "Presente y futuro de la fragilidad"
Nuestra sociedad ha afrontado desde finales del siglo pasado las transiciones demográfica y epidemiológica, que han llevado a un aumento de la esperanza de vida y a una mayor proporción de personas mayores. El envejecimiento poblacional y el aumento de la longevidad constituyen uno de los grandes logros alcanzados y suponen un reto para la transformación de los sistemas ante los nuevos requerimientos de la población. Las oportunidades que estos cambios ofrecen son tan amplias como las contribuciones que puede aportar a la sociedad una población de personas mayores que mantenga un envejecimiento activo y saludable.
Estas oportunidades dependerán, en gran medida, de los años ganados de vida que se vivan con buena salud, pues el aumento de la esperanza de vida no ha supuesto un aumento similar de los años ganados en la calidad de vida o buena salud, y se ha asociado a un incremento de enfermedades crónicas, fragilidad, discapacidad y dependencia. Por ello, el reto es fomentar el mantenimiento de la capacidad funcional limitando la aparición de discapacidad y dependencia, actuando en los factores que son modificables y, por tanto, sujetos a intervención, como la fragilidad o la promoción de entornos saludables para las personas mayores.
La fragilidad se define como un deterioro progresivo, relacionado con la edad, de los sistemas fisiológicos que provoca una disminución de las reservas de la capacidad intrínseca, lo que confiere una mayor vulnerabilidad a los factores de estrés y aumenta el riesgo de una serie de resultados sanitarios adversos. Se centra en la funcionalidad y no focaliza en el diagnóstico de enfermedad.