Compartimos el microrrelato enviado por Isidora, de Torre Aljáquime (Cádiz), que ha querido participar en la iniciativa "Microrrelatos confinados" puesta en marcha por la plataforma En buena edad.
"Silencio"
El timbre del microondas ha sonado, el lavavajillas está en marcha con ese ruido sordo de que ya ha tenido que lavar mucho en estos últimos diez años, es un ruido que suena a cansado, la videoconsola de mis hijos encendida con una chica que se enfrenta a un dragón para darle muerte, en la televisión las noticias con ruido de ambulancias, en el móvil empieza a escucharse la llegada de todos los whatsapp de las mil tareas del colegio de mis hijos, los niños empiezan a ponerse nerviosos de pensar que llega la hora de sentarse a hacer los deberes, ya se escuchan las primeras peleas entre hermanos esta vez por unas zapatillas, los dos dicen que las zapatillas son las suya, el ruido de los vasos, platos, cafetera pintando, el tostador ya ha saltado, ahora suena el fijo es mi madre para preguntar cómo vamos, todo ese ruido dentro de las casas, a veces hablamos tan alto que se convierte todo en un estrepitoso ruido, es como estar dentro de una burbuja de ruidos estruendosos.
Y al otro lado de la puerta en la calle SILENCIO, solo silencio un silencio ensordecedor, solo a veces roto por las gotas de lluvia de esta primavera, calles fantasmales, calles donde solo el aire campaba a sus anchas.
Y yo con ganas de que esas calles se llenen de ruidos y las casas de nuevo se llenen de silencio, silencio para la paz de uno mismo. De pronto despierto de mis pensamientos, corre, corre, dice uno de mis hijos - mama, mamá, que son las ocho que hay que aplaudir...y de nuevo la casa se llena de ruidos y las calles de silencio…
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