Compartimos el microrrelato enviado por Ana, de Málaga, que ha querido participar en la iniciativa "Microrrelatos confinados" puesta en marcha por la plataforma En buena edad.
"Solo"
Una pesada losa aplastaba su cerebro, tan fuerte que, no le dejaba pensar; A Martín ya, casi no le quedaban lágrimas que dejar caer al charco del desconsuelo. A la persona que más quiso, a su amor, a su amiga y compañera, se la llevó, como una víctima más, la maldita pandemia.
Martín colocó la carta del adiós, de pie, sobre la fotografía de la boda, no sin antes besar, con énfasis la imagen del dulce recuerdo.
Se encontraba todo a punto: el día elegido… el domingo, si, el domingo. El resto de días… tenía visita…, el servicio de catering, desde el inicio del confinamiento, no falló ningún día.
El momento: a mediodía.
El escenario, la cuadra, si, el techo era suficientemente alto y cubierto de fuertes vigas donde… anudar la soga, que terminaría con su dolor, ese dolor que le tocaba vivir en soledad.
Al otro lado del tabique… María se seca el sudor de la frente. El calor del horno se hace insoportable, pero el olor a bizcocho con nueces merece la pena. Casi sin dejarlo enfriar y casi llegando las doce, decide llevárselo a Martín, «¡Qué se note que es domingo, esto le va a gustar!»
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Dos